Descrición da ruta feita por MCMOLEDO:
En esta caminata recorremos la ruta PR-G 248 recientemente homologada. Recorre tierras de Lalín siendo su punto de inicio en Noceda cerca del Muiño de Cuiña del que toma su nombre:”Sendeiro do Muiño de Cuiña”.
Después de unos metros entre cultivos de arándanos nos sumergiremos en largos caminos sombreados por robustos robles que hacen las delicias de los caminantes.
En seguida llegamos a Vilar do Río en donde al lado de un lavadero, observamos un edificio que antiguamente albergó una fábrica de curtidos.
Cerquita discurre el Regato de Santa Lucía que nos deja bonitos momentos recorriendo una senda muy bien cuidada que, en los tramos que pueden encharcarse cuando llueve, ofrece al caminante una serie de pasarelas para mantener secos los pies.
Poco antes de visitar La Capilla de Santa Lucía. De estructura de piedra, en la que destaca el campanario de un solo vano debajo del cual divisamos una hornacina, está acompañada por un bonito cruceiro.
Continuando la senda nos topamos con el primer molino en un bonito paraje con pontón sobre el río incluido. Es el Molino de Santa Lucía de una sola muela y tejado a dos aguas reconstruido en el S. XIX.
Se necesita descender unos peldaños para salvar el desnivel y seguir la ruta por donde el senderista va siempre acompañado del cantarín Regato Santa Lucía o Das Lamas, como también se llama, en cuyas orillas seguimos encontrando las solitarias siluetas de varios molinos.
Como El Molino de Costa de una muela inicial ampliada a dos y tejado a un agua. También el Molino de Vilar de principios del S. XX poco antes de una estrecha congostra que nos lleva a un área recreativa en donde el paso del agua está regulado por compuertas.
Estamos de nuevo en las inmediaciones del Muiño de Cuiña y los senderistas se entretienen con los diversos elementos del entorno entre los que destacamos este emotivo cruceiro.
A partir de aquí continuamos por el margen derecho del Arroyo Das Lamas contemplando una sucesión de molinos en distinto estado de conservación y acceso.
El regato se nos muestra juguetón cual niño travieso y nos ofrece unos cuantos rápidos y saltos de agua que animan al caminante. Que pisa sobre una senda mullida en donde los estilizados árboles de ribera e incluso fortachones robles son la tónica dominante.
No dejamos atrás “O Pozo do Rato” un lugar en donde el regato das lamas se desmelena y nos ofrece un encantador momento contemplando una sucesión de cascadas cuyas aguas se juntan en un pozo.
Al rato los senderistas cambian de orilla sobre el tronco de un árbol colocado al efecto.
El caminante es testigo de la unión del Regato das Lamas con El Río Deza del que es afluente y que se nos muestra ancho y glamuroso reflejando en su superficie la vegetación coqueta que lo circunda.
Hay momentos en que la ruta comparte terreno con El Camino Sanabrés a Santiago por ejemplo pasando bajo un impresionante viaducto.
A pocos pasos del camino nos acercamos a las ruinas de La Fábrica de Luz de Pereiro que suministraba electricidad a Taboada y Silleda desde 1950 hasta 1970 en la que quedó obsoleta.
Se encuentra al pie de la calzada que nos lleva hasta el Puente de Taboada en un rincón mágico y con un halo de misterio en donde el silencio envuelve al peregrino absorto en la majestuosidad de la construcción. Construido sobre El Deza en el S. X es un puente románico. de sillería. que pertenecía al Camino Real que unía las ciudades de Santiago y Orense. Reconstruido posteriormente, posee un único arco de medio punto y notable altura. El antepecho derecho cuenta con un pequeño resalto, un mojón central que marca la posición de una cruz labrada en la piedra.
El caminante sigue su periplo y lo hace a través de un vano en el puente que nos conduce a una preciosa senda acompañando al cantarín Deza. En ella se puede ver un túnel horadado en la roca y compuertas para conducir el agua a la central hidroeléctrica.
Asistimos también al encuentro del Deza con su afluente El Río Asneiro poco antes de adentrarnos en una zona boscosa que nos deja delante del Pazo de Liñares de estilo barroco, del siglo XVII y cuna del aviador Joaquín Loriga Taboada.
Sin duda es el más señorial de la Tierra del Deza y una de las joyas de la arquitectura rural gallega bautizada para la posteridad como “El palacio del Recuerdo” por Emilia Pardo Bazán.
Actualmente funciona como museo y en él destacan los escudos de armas de los Churruchaos, López de Lemos y de los Taboada.
Vuelve el caminante bajo la sombra de los árboles que lo conducen hasta la Iglesia de San Martiño de Prado. Con una única nave de corte Neoclásico se corona con un campanario de doble arco rematado con pináculos.
Va cerrando el círculo el viajero por la margen izquierda del alocado Regato das Lamas.
Nos reciben los ruinosos Molinos Da Ponte y De Alvino encantados de nuestra presencia.
Aquí las aguas van formando continuos saltos de agua. Dos de ellos sorprenden especialmente a los caminantes por su sonora belleza.
Con todos los elementos enumerados ésta es sin duda una ruta
llena de vitalidad y emoción que constituye toda una grata sorpresa para el
senderista.
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