Puntos de saída ás 8.15 diante da Casa da Cultura de Boiro, e ás 8.45 diante do Museo das minas de San Finx (Lousame).
- inicio nas minas de San Finx.
- pasaremos polo río de San Finx (Rego do Espiño)
- ascendemos e bordeamos o Monte de Silvarredonda.
- ascendemos A Muralla.
- pasamos por Aldaris.
- Cruzamos o río Soñora.
- Pasamos cerca de Xestoso.
- ascendemos hacia o parque eólico do Treito.
- e de volta para as minas de San Finx
Javi fixo de guía.
Neste enlace está o track da ruta http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=9018603
Neste enlace hai unha crónica da ruta feita por Nino http://subeaobarbanza.blogspot.com.es/2015/02/de-las-minas-de-san-finx-al-pico.html
MINAS DE SAN FINX
Se fixeches fotos na ruta e queres publicar algunha neste blogue, envíaa por email a vintedouspes@gmail.com
MINAS DE SAN FINX
La historia documentada de las minas de San Finx, comienza cuando el
ciudadano británico Sir Thomas Winter Burbury llegó al área de Noia en la
década de 1880 y, después de hacer algunas prospecciones, solicitó concesiones
mineras de estaño. Estas estaban situadas por los alrededores de Noia, y le
fueron donadas a su sobrino Sir Henry Winter Burbury. Este último fue haciendo
prospecciones y en 1890 aparece como propietario de la concesión Phoenicia,
inscrita en el Registro de la Propiedad de Noia, ubicada en San Finx, y que se
convertiría a lo largo del siglo XX, junto con el funcionamiento de las cinco
fábricas de papel en las orillas del río San Xusto y del Vilacoba, en el
referente del patrimonio industrial del concello de Lousame. Mas aún, este
yacimiento llega a ser el motor económico de Lousame y de todo el entorno en
las décadas centrales del siglo XX, en las que predominaba la necesidad y el
hambre.
La compañía inglesa “The San Finx Tin Mines Limited” registra la concesión
minera de estaño “Phoenicia” situada en el lugar de Covas dos Mouros,
cerca de la aldea de Forjano (actualmente Froxán). Estos son los primeros
documentos modernos que hacen referencia a la explotación de las minas de San
Finx, pero si nos fijamos en la etimología de los topónimos anteriores y de
otros que encontramos en el entorno (Fonte Ferreiros, O Agro do Forno...), nos
induce a pensar que ya en épocas muy antiguas hubo en este lugar explotación y
fundición de minerales.
Tras pasar por varios cambios de propietarios, siempre ingleses, las Minas
tuvieron su último gerente de esta nacionalidad desde 1933 hasta el final de la
Guerra Civil, su nombre era Alfred Burne, que durante este período residía en
la casa de gerencia construída por sus antecesores. Durante este período, el
mineral que se explotaba era el estaño, fundamentalmente, pues el wolfram aun
no tenía tantas aplicaciones conocidas.
La Fiebre del Wolfram.
Es esta una etapa de importancia primordial en la historia de las minas de
San Finx, que se correponde con los años 40 y 50, que es cuando se comienza
también con la extracción de este otro mineral, el wolfram, que también
aparece en San Finx con mucha pureza y con una abundancia similar a la del
estaño. Este período de gran valor del mineral (wolfram), dada la demanda de
los países que estaban involucrados en la segunda guerra mundial, especialmente
Inglaterra y Alemania, da lugar a que lleguen a Lousame cientos de personas
desde ayuntamientos limitrofes y otros no tan próximos como consecuencia del
hambre con el que se convivía en los primeros años de la posguerra.
Esta gente, que venía diariamente a pie por los diferentes caminos, que se
convertían en hervideros desde las primeras horas de la mañana o se quedaba a
dormir en las aldeas próximas a las minas, trabajaba extrayendo wolfram a nivel
superficial en la llamada "zona libre" 1.
A esta forma de ganar unas pesetas cuando tanto se necesitaban le llamaban los
propios trabajadores (tanto de la zona libre como del monte de los
alrededores), "andar á roubacha" o "ir ás pintas".
Es en este contexto de miseria y hambre cuando San Finx supuso un impulso
importante en la economía de la zona, y como consecuencia también la demografía
de Lousame se ve afectada, creciendo la población de los alrededor de 4000
habitantes que tenía el ayuntamiento en 1900 hasta superar los 6500 en el año
1955. Este hecho es mas significativo si tenemos en cuenta que esta primera
mitad del siglo XX se caracteriza en toda Galicia por una masiva emigración
hacia América en busca de una mejora en el medio de vida cuando en nuestra
tierra había pocas posiblidades de progresar.
El colectivo femenino formaba una importante parte del contingente de los
habitantes y trabajadores de las Minas en esta época, conviviendo las
trabajadoras sin contrato con aquellas que si tenían su situación laboral
regulada. Ellas desempeñaban todo tipo de trabajos, servicio doméstico,
cargando vagones, separando el mineral, secándolo, llevando agua a las casas y
fábricas mientras no se introduce el agua corriente, trayendo leña para las
fábricas (los hornos y secadoras del mineral se calentaban con leña de tojo) y
casas o buscando estaño y wolfram por le monte. Como puede evidenciarse, en
esta época de mayor explotación el trabajo de las mujeres es fundamental en San
Finx, pero no sólo vivían mujeres que trabajaban en la mina, también habitaban
allí algunos trabajadores con sus familias: ascendientes, mujeres e hijos.
En el contorno de la infraestructura minera, debido a la cantidad de gente
que allí trabajaba, se constituye poco a poco un poblado. Tanto los mineros
como sus familias podían residir en las casas construidas por la empresa
explotadora para tal fin: El Cuartel Nuevo, El Cuartel Viejo, Las Casas
Baratas, La Casa del Páramo... Los gerentes residían, hasta los años 60, en la
Gerencia; en la Casa Azul vivían facultativos y pagadores y sus familias; en la
Casa de Castiñeiros, se alojaban facultativos; el médico vivía en la Casa de
Regos; en la Casa del Páramo vivían los trabajadores solteros; en el Cuartel
Viejo vivía un grupo escogido de trabajadores, oficinistas, encargados....; en
el Cuartel Nuevo (donde hoy están situadas las separadoras magnéticas y los hornos)
se alojaban entre 40 y 50 mineros, disponiendo una pequeña fonda, cocina y
carnicería; se podía contratar el servicio de cocinera. En las casas baratas,
dos edificios con tres viviendas cada uno, residían algunos trabajadores y sus
familias. Por estas casas pagaban, dependiendo de la época, entre una y dos
pesetas, precio en el que se incluía tanto el alojamiento como la electricidad.
Buena parte de estas edificaciones fueron construidas en la etapa de propiedad
inglesa.
Estas minas hay que relacionarlas también con gran cantidad de muertos: en
los años 20 por las penosas condiciones de trabajo con polvo siempre en
suspensión, lo que dio a muchos muertos por silicosis; pero también hubo
abatimientos de galerías, asesinatos cuando la gente andaba robando y haciendo
contrabando de mineral, etc.
A partir de los años 60 el precio de los minerales va decayendo y con el
viene el progresivo abandono de la explotación que termina a finales de los
años 80 con el cese de la actividad extractiva.
No obstante, la imagen de las minas que todavía perdura en la memoria de la gente, es de un creciente núcleo de población, en el que una gran multitud de gente trabajaba y se desplazaba de un lado para otro. Es una imagen de progreso económico en la que había, además maravillosos jardines, piscina, pista de tenis, y otras instalaciones deportivas en este, otrora, importante núcleo minero.
En la actualidad se está reabilitando el poblado de la mina y ya está
acondicionada como museo y centro de interpretación la antigua escuela. Esto
supone el resurgir de este lugar que tanta importancia, a todos los niveles,
tuvo para Lousame.
1 La
“Zona Libre” es un área que no estaba incluida en la concesión minera que
explotaba “Industrias Gallegas S.A.” desde el año 1941, después de ser
nacionalizada esta mina al final de la Guerra Civil.
Cuando el oro negro desataba fiebre
En su era esplendorosa, San
Finx llegó a tener cuatrocientos empleados y propició la apertura de otros
yacimientos. Una empresa quiere ahora retomar la actividad
M. X. Blanco
ribeira/la voz.
9/5/2010
Año 1939. Fuerzas armadas de más de setenta países participan
en el conflicto armado más grande y sangriento de la historia. Por lejano que
pueda parecer este escenario para los barbanzanos, la segunda Guerra Mundial
tuvo en esta comarca una gran repercusión, sobre todo en lo que al ámbito
económico se refiere. La demanda de wolframio para la elaboración de material
bélico propició el despegue definitivo de la mina de San Finx y con él, la
apertura de yacimientos en diversos puntos de la comarca. Fue la época de la
fiebre del oro negro, que dio sus últimos coletazos a finales de los ochenta,
marcando el declive y posterior cierre de la explotación lousamiana. Ahora,
tras dos décadas de inactividad, una empresa pretende volver a sacar partido a
las excavaciones aprovechando que algunos minerales cotizan de nuevo al alza.
Pese a que fue coincidiendo con la segunda Guerra Mundial
cuando San Finx vivió su época dorada, la historia de la mina comenzó mucho
antes. Está constatada la exportación de estaño a través de la ruta fenicia en
la Edad de Bronce, mientras que, en la baja Edad Media, parte de la producción
se destinaba al consumo local, sobre todo a los talleres de orfebrería de
Santiago.
La explotación de la mina lousamiana bajo un modelo racional
de aprovechamiento se inició en 1884 de la mano de la familia Burbuny, de
origen británico. Años después, en 1897, se constituiría la sociedad The San
Finx Tin Mines Limited, que constituyó nada menos que la primera explotación de
wolframio de España y una de las primeras de Europa. Ya por aquel entonces, el
yacimiento barbanzano tenía gran relevancia. De hecho, disponía de las
instalaciones más punteras de la época a nivel tecnológico.
La época dorada
Pero fue a partir de 1940, coincidiendo con el cambio de
dirección de la empresa, que pasó a manos de Industrias Gallegas, cuando San
Finx y, paralelamente Lousame, registraron un auge que parecía imparable. La
plantilla de trabajadores de la mina fue en aumento y en el entorno del
yacimiento fue surgiendo un poblado, en el que buena parte de los cuatrocientos
empleados residían con sus familias. Además de viviendas, en la aldea se
construyeron todo tipo de infraestructuras y servicios, desde una escuela hasta
un centro médico.
Era la época de la fiebre del oro negro y todos querían
subirse al carro del wolframio y del estaño. De hecho, fue cuando se extendió
la práctica de la roubacha , que permitió a muchos barbanzanos subsistir
y a algunos, hacerse incluso con importantes fortunas.
Tal era el bum, que empezaron a surgir en toda la comarca de
Barbanza yacimientos, la mayor parte de ellos, negocios de carácter casi
familiar. La mina de Llovo en Corrubedo, Mondelo en Palmeira y otras en A
Pobra, Rianxo, Porto do Son y la ría de Muros-Noia. Quizás por su proximidad a
Lousame, Boiro sí tuvo un par de explotaciones dignas de destacar: A Mina de
Santiago de Lampón, que Estañería de Arousa explotó durante unos treinta años,
hasta la década de los sesenta; y La Esperanza en Moimenta, donde llegaron a
trabajar más de doscientas personas.
El declive
Tras el fin de la Guerra Mundial fue el conflicto de Corea,
que tuvo lugar en los primeros años de la década de los cincuenta, el que hizo
que las minas barbanzanas, con San Finx a la cabeza, registraran una actividad
febril. La conclusión de esta batalla marcó el principio del fin de la minería
en la comarca.
Primero fueron cayendo las explotaciones más pequeñas y en
1990, en el marco de un contexto de crisis mundial de los precios de los
metales, las máquinas de San Finx, que por aquel entonces pertenecía a la
familia de Gabriel Pérez, emitieron sus últimos sonidos.
Ahora, dos décadas después, la actividad ha vuelto a la mina
de Lousame. Por una parte, en el viejo poblado se están llevando a cabo
trabajos de restauración de diversos inmuebles, con el fin de que culminen con
la apertura de un museo. Por otro lado, una empresa, Investimento Grupo
Inversor, está haciendo pruebas para reactivar la mina este mismo año. Puede
que Lousame vuelva a ser referente de la minería gallega.
E acordo co nomenclátor da Xunta de Galicia a forma correcta de escribilo é San Fins
ResponderEliminarAnónimo, grazas pola información. Nos neste momento non vamos cambiar a denominación, a xente do lugar e no Concello de Lousame usan San Finx
EliminarMe parece muy interesante esta historia de la minería en nuestra tierra gallega. Vale la pena leerla y disfrutar de las fotos maravillosas de esos lugares tan bonitos. Seguramente que ahí estuvo el Paraíso Terrenal de Adán y Eva.
ResponderEliminarSaludos desde Barcelona. P R B
Me gustaría conocer las máquinas SEPARADORAS del wolframio de los años cincuenta.
ResponderEliminarOla Julian: nos somos un club de sendeirismo que fixemos unha ruta nesa zona, pero non temos nada que ver co museo das minas. Para información dese tipo podes poñerte en contacto co concello de Lousame, neste número de teléfono 981 820 494 ou por email: omij@lousame.es/omix@lousame.es
ResponderEliminarSaúdos
CMB Vintedouspés